Con sólo 365 días en un año y varios miles de años de lo que aún cuenta la civilización occidental para conmemorar, no puede haber una fecha en el calendario no vinculado con algún evento u otra de importancia. Si no varios. Pero 31 de enero - hoy - pasa a ser notable para los cumpleaños de dos compositores: Franz Schubert (hurra) y Philip Glass (éxtasis modificado). Y lo que una extraña pareja que hacen. Schubert - que podría comprimir un mundo de significado en una canción de dos minutos; y Glass - que se puede estirar una idea común que apenas merece aviso en una ópera en cinco horas. Un logro de clases en cada caso, supongo.
En cualquier caso, este es su cumpleaños y no su Aniversario de Muerte: una ocasión para reflexionar sobre el genio no la enfermedad. Un genio muy alejada de la intensa vacuidad del compositor que, por mala suerte, afirma el 31 de enero también.
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